59 días ya saben quiénes somos en el cursillo

Hola a todos,

Ayer el cursillo trató sobre la sexualidad en el matrimonio cristiano. Tema tabú... para todos. Ayer me hubiera gustado hablar, pero la verdad es que no me dio posibilidad para hacerlo. El tema era difícil, pero la tía que expuso, una doctora de 53 años cuya cara me suena del barrio, pero que no sabría identificarla en algún sitio concreto, lo hizo con una soltura y, sobre todo, con una seguridad, impropia de un tema tan difícil, ya no sólo de explicar, sino de creérselo, y, sobre todo, de vivirlo.

En todo momento se agarró al Catecismo de la Iglesia Católica. Nos hizo rezar al empezar y al terminar. No miré a mis ‘compañeros’, pero por la voces que repetíamos el Padrenuestro y el Ave María, puedo decir que la mitad, ni se lo sabían.

Antes de entrar, me preguntó Pedro que qué tal, yo le dije lo mismo que escribí ayer en el blog, pero nada, ni puñetero caso. Me dijo que era lo que había. Yo le dije que Maria y yo teníamos dudas, pero que ese no era el ‘foro’ para hablar de ellas y que lo que se decía ayer, incluido lo de ayer, no nos ayudaba en nada, que era como para un estudiante de COU que le quieres ayudar a aprobar selectividad repasando sumas y restas... Pero me dijo que era lo que había... Bueno, pues habrá que actuar así. Es lo que es, hay lo que hay, por ahora, no dan más, como decía Carlos Goñi.

Como siempre, el listillo de turno, el graciosillo, nos quiso impresionar con la pregunta que, según Maria, es la que hacen todos los tontos, da igual la edad, en una reunión sobre la sexualidad en un matrimonio cristiano: ‘¿El preservativo es pecado?’ Pues claro, subnormal. Otra cosa es que, en cada caso personal, puedas aplicar lo que ella llamó la ‘paternidad responsable’. Pero él seguía insistiendo hasta que dijo: ‘Es que, según la Iglesia...’ y ella le estaba esperando y le cortó: ‘No, según la Iglesia y tú, que vienes aquí a pedir voluntariamente, un matrimonio cristiano y no de otro tipo, que está muy bien, pero aquí sólo hablamos de un matrimonio cristiano’. Ya sólo le quedó saliva para una gilipollez más, que os va a gustar muchísimo: ‘Claro, Jesús se entregó porque sabía que iba a resucitar, tenía ventaja’... Bueno, ahí sí salté, pero con la carcajada general, no se oyó, pero le dije que no lo sabía, que lo sabía igual que nosotros, pero ya está. Pero claro, la carcajada general era muy estruendosa. ¡Dios, qué ganas le tengo!

¿Sabéis lo que más me duele? Que estas charlas sean en la 40, donde nos hemos preparado para celebraciones muy importantes, muy entrañables o simplemente, para las celebraciones dominicales ‘rutinarias’, pero es una sala donde hemos pasado momentos inolvidables... y tiene que oír estos comentarios estúpidos salpicados con una sorna que roza lo grotesco, lo estúpido y lo necio. Porque necio no es el que no sabe, no, es el que no quiere saber.

De todas formas, he aprendido dos cosas: Que el que la Iglesia sea el lugar de todo el mundo es cierto y también he aprendido a hablar con los ateos, porque estos son ateos aunque se empeñen en demostrar lo contrario (no hay ninguna señal más clara que el hecho de intentar tapar tu repulsa por la Dios y todo lo que le rodea que con comentarios políticamente correctos), desde la valentía, la fe y, sobre todo, la sorna: Si preguntas o vienes, entonces, aunque te vayas, antes tendrás que oírme.