viernes, 13 de julio de 2007

Segunda entrada de EL NOVIO

Hola a todos.

La primera entrega de la novia se hará de rogar porque ahora estamos enfangados en el campo de trabajo y no hay demasiado tiempo. Además, a ella le cuesta mucho ponerse, como habréis podido comprobar estos meses.

Yo sigo.

Para bajar a la Iglesia, después de largas negociaciones con mis padres, bajamos en el coche de mi hermano. Me di cuenta de que me daba mucho corte que la gente me miraba. A decir verdad, me da mucha, mucha vergüenza.

Al llegar a la puerta de la parroquia recuerdo que no había demasiada gente. Yo había querido bajar sobre las 11 y cuarto para no encontrarme allí a casi nadie. Estaba mi abuela, mi tía Pepi, mi prima Elena y Jose, Álvaro, Jorge... y creo que nadie más. Nadie más sorprendente, porque ahí estaba mi futura cuñada, Marian, que supuse que llevaría allí desde las 10 y media. Como un flan que estaba. Sentiría olvidarme de alguien, pero sólo puedo recordar los que estaban a la izquierda de la puerta de la parroquia. Recuerdo que fueron llegando unos y otros y también recuerdo que pregunté por primera vez la hora a las once y media. No había problema. Estaba todo bajo control.

Seguí hablando con todo el mundo y haciéndome fotos con todos los que me lo pidieron. Empezaba a sentirme cómodo con las fotos. Me hice cerca de 15 ó 20 fotos. Recuerdo varias, pero estamos en las mismas, sería injusto no mentarlas todas.

Entre detalles que recuerdo, está el que vino un señor del pueblo de Maria, se me presentó, yo le dije que le conocía por nombre y me dijo que estaba muy contento y que quería mucho a la familia de Maria. Creo que por parte de Miguel, pero a tanto no llego. También recuerdo que pasó Álvaro, un chaval de mi grupo, y no me vio. Yo me le dijo que a dónde iba y me dijo: ‘Si no te había visto’. Sí, sólo peso 100 kilos, mido casi 2 metros y soy el novio. ¡Que Dios le conserve el oído!

Entre los más entrañables, pues recuerdo la foto con mis primos y los niños, cuando hacía años yo había ido a su boda siendo un adolescente granudo, la entrada en la Iglesia de Oscar y Marijose, que volvían a la que fue su casa durante tantos años (y por la puerta grande), la entrada de una Noelia muy azorada que me decía que Maria iba a llegar tarde (jeje) y las entradas y salidas de Dudu que estaba más nervioso que yo. Literal.

Y yo sin ponerme nervioso. La gente me decía en broma: ‘¿Y si no viene?’ Ni se me pasó por la cabeza. Estaban tan seguro y disfrutando tanto de mis invitados que me daba igual todo.

Y de repente, alguien dijo que ahí estaba el coche de la novia...

lunes, 9 de julio de 2007

Día de la boda. Primera parte (por EL NOVIO)

Buenas.

Allí voy.

Tenía puesto el despertador a las 7, pero abrí los ojos a las 6 y media y ya no pude cerrarlos. Se me hacía muy extraño pensar que no volvería a dormir en esa cama. Me quedé mirando el techo pensando en todo lo que había soñado, en todas las buenas y las malas noches que había pasado durmiendo allí. Era extraño que el sentimiento de nostalgia fuese aún mayor que el nerviosismo que ya empezaba a sentir en el estómago.

Pero ya no pude aguantar más, y, antes de las 7, me levanté. Mi padre y mi madre ya estaban levantados, por supuesto, y mi hermano también estaba despierto por mucho que protestase. Hay que cosas que supongo no cambiarán nunca. Se me hace raro que me levante el primero en mi casa y que no me despierten las luces, los primeros comentarios de la mañana, etc...

Mi padre estaba viendo una película del oeste que se llamaba 'El último hombre'. Las estuvimos viendo hasta que mi madre volvió de la peluqueria. Yo desayuné lo de siempre: mi zumito de naranja, mi cola-cao y mis cuatro galletas digestive. Estaba extrañamente tranquilo.

Después me duché. Y ahí sí que me empecé a poner nervioso. Ya empezaba a arreglarme y la salida de casa estaba cada vez más cerca. 'El pelo, por Dios, que el flequillo me quede bien para ahorrarme que me echen laca que me da mucho asco', fue mi obsesión durante casi 10 minutos. AL FINAL LO CONSEGUÍ.

Y me empecé a vestir. ¡Qué raro me veía con el chaleco! Durante quince minutos nadie hablaba en mi casa. Todo el mundo estaba a lo que estaba. Cuando me vi por primera vez vestido de novio el día de mi boda pensé: 'Maria, te va a dar un pasmo cuando me veas así'.

Lo que más me costó de poner fueron los gemelos. CASI COMO UN PARTO. Al final, entre mi hermano y yo logramos ponernos nuestros gemelos.

Ya estaba todo hecho. Ahora vendría el fotógrafo y todo hecho. Antes llegó mi prima Margarita, que tuvo la ocasión para hacer las primeras fotos de la jornada. El fotógrafo vino muy nervioso (pobre Dani, menudo marrón le había caído), y traía noticias alarmantes: la novia aún no había llegado a casa. Todo esto refrendado por la que trajo las flores a su casa, que también llegaron tarde.

Ahí vino la clave del día para mí. Podía entrar en erupción y aramplar con todo lo que tenía por delante o asumir con quién me iba a casar. Entre foto y foto, las primeras de las mil de ese día, sonrisa y sonrisa, en mi interior cada vez se afianzaba más la idea de disfrutar del día y de la gente que tanto nos quería.

Y así fue. Bajé a la calle, demasiado temprano para lo que me esperaba. Allí abajo ya estaban mis tíos, familia del pueblo y mi padre y mi hermano, que habían bajado antes. Fueron llegaron mi tía Josefa, mi tía Joaquina y la Alfonsa, que también había venido del pueblo para vernos casar.

Ya el día se tornaba emocionante... Y aún eran las once de la mañana.

viernes, 25 de mayo de 2007

Ahora sólo falta rematarlo

Buenas a todos.

No sé qué poner, pero sé que quiero poner algo. Ahora mismo, en mi interior, se mezclan muchas sensaciones. Y voy a intentar explicaros cada una de ellas.

Quizá la más negativa, por decirlo así es la añoranza. Cada vez que hago algo, pienso que puede que lo haga la última vez como soltero. Ayer cuando llegué a mi casa (que a partir de mañana será casa de mis padres), me quedé mirando la calle como un gilipollas. Hoy cuando me meta en la cama no dejaré de pensar en todas las buenas y las malas noches que he pasado en ella. No penséis mal... Son muchas cosas las que dejo. Se me hará extraño no llevar encima más que unas llaves, porque las otras ya no me servirán.

Otra sensación que tengo es la de incomodidad. Nunca me ha gustado ser el protagonista de nada, y, aunque siempre te dicen que la novia es la protagonista del día, yo creo que es mentira. Es verdad que todo el mundo se fijará en ella, y no me extraña, porque seguro que va guapísima, pero yo también lo soy, y me da un palo tremendo ver la cantidad de gente que se ha movilizado y que se ha ilusionado por este día.

Una sensación más: Miedo. Miedo a no estar a la altura de toda esa gente y, sobre todo, miedo a una nueva vida. Probablemente la gente que ya esté viviendo fuera de casa de sus padres pensará que soy un gilipollas. Que con la cantidad de veces que he dicho que me quiero ir de casa, ahora voy y me entra el canguelo. Pues sí. Me entra.

Pero esas se quedan en nada comparadas con las otras dos que hay dentro de mí. La primera es la expectación. ¿Como será el día de mi boda? ¿Cómo será el traje de Maria? ¿Qué sorpresas me tendrán reservadas? ¿Cómo se me dará el vals? ¿Echaremos un pol.... En fin, muchas sorpresas y un gusanillos ahí en el estómago.

Y la principal es, como no, la ilusión. Ilusión por convivir con la persona más maravillosa que he conocido. Ilusión por despertarme el resto de mi vida a su lado. Ilusión por no tener que volver cuando estamos los dos echados en el chesslong. Ilusión por llegar a mi casa, a mi casa, y poner la lavadora, tender la ropa, sentarme a ver la tele y esperarla para ponernos de acuerdo en qué hay que cenar. Ilusión por hacer el cuadrante de comidas de la semana. Ilusión por aprender a hacer lentejas...

Ilusión de ver que aquella decisión del 6 de junio del 2000 fue la decisión más importante de nuestras vidas.

Gracias por haberme leído durante estos 81 días.

Prometo contaros lo que viví el día de la boda y el viaje.

Un abrazo muy fuerte.

Hasta mañana.

El novio.

jueves, 17 de mayo de 2007

8 días

Buenas.

Y última día de trabajo. Pero vamos, que aquí voy a sufrir hasta última hora. Ayer me fui a las 7 y hoy no tiene la cosa buena pinta. Menos mal que luego he quedado con mis compañeros, pero me espera un día cargadito. Estoy un poco harto de estos marrones de última hora. Ayer me fui muy harto a casa, menos mal que, con el paso de los años, he desarrollado una facilidad pasmosa para olvidarme de los problemas de trabajo cuando salgo por la puerta. Antes cualquier tontería me duraba el fin de semana y ahora no he llegado a salir del edificio y ya me la 'pela'. Eso sí, el tiempo que estoy sentado en mi sitio es como si me estuviesen dando collejas continuamente...

Ya hemos elegido las flores. Las eligió Maria y por lo que me ha explicado son bonitas. Tampoco vamos a recargar el altar como si estuviésemos en el Orinoco, pero creo que quedará bonito.

Por otra parte, se probó el traje de novia y no regresó demasiado contenta. Vamos, que no se lo habían rematado bien y se trajo un disgusto de narices, para ser más exactos. Me estoy quedando flipado, porque ni el de mi madre estaba bien, ni el mío, ni el de Maria... ¿a qué se dedica esta gente?

Ahora que se acerca el día, me da por pensar cosas que antes no había meditado. Por ejemplo, si tantos preparativos tienen sentido. Me refiero a que cada vez le doy más vueltas a la idea de que no estamos disfrutando nada ni Maria ni yo, y eso me jo.. me fastidia. No quiero que el día de mi boda se me pase sin enterarme y de que ni disfrute ese día ni disfrute los días anteriores.

Bueno, que, a partir de ahora, todo esto tiene que cambiar. Y va a cambiar... De momento hoy, en lugar de hacer nada, me voy con mis compañeros por ahí para celebrar que me caso... porque digo yo, que aunque se marchiten las flores, tengo una arruga en el traje, las familias de los nervios, etc... HABRÁ QUE CELEBRAR ALGO, COÑO.

miércoles, 16 de mayo de 2007

9 días

Buenas.

¿Habrá dormido Maria esta noche? Porque la pasada ni durmió pensando en algo tan importante como son las mesas. Esta noche decía que no iba a dormir pensando en las flores de la iglesia. Pues sí he dormido. Me cuesta, porque estoy nervioso, pero duermo. No puedo decir que a pierna suelta, pero duermo. Nervioso estoy algo, pero como para no dormir...

Ayer fuimos a buscar las alianzas. Son muy bonitas. Me la probé y ¡cómo pesa! Ya no sé si pesaba físicamente o pesaba lo que significaba, pero pesaba... Menos mal que todo el grabado estaba bien. Pero como siempre Maria, que últimamente lo que todo positivo (irónico), dudó en si eran o no las que habíamos elegido porque las veía gordas. Yo pensé: 'No, Maria, es una trama de la joyería en nuestra contra. Nos van a vender alianzas más caras y cobrárnoslas como las baratas para que nos jodamos...'

También compramos una colcha para verano. Nos traerá muchas discusiones, porque yo tengo la manía de tumbarme encima...

Y poco más, porque el resto de la tarde me la pasé buscando zapatos de verano, pero parece ser que este barrio todos los tíos en verano tienen pie de marica, porque no había más que un 42...

Bueno, que me queda este día para currar y el de mañana para despedirme... y a vivir... bueno, a preparar, que no es poco.

martes, 15 de mayo de 2007

10 días...

Buenas.

Pues sí. Yo sólo quedan 10 días. Pero tranquilos, bueno, al menos yo. Ya no queda nada importante. Cosas no importantes, las que queráis. Pero importantes... no. Eso sí, no podemos dormirnos en los laureles en absoluto. Y también somos conscientes de que, para tener terminada la casa, tal y como la queremos, tendrán que pasar semanas e incluso algún mes, pero eso a mí, no me agobia en absoluto.

Además he perdido algo de peso y de volumen, con lo que el traje me quedará mejor, que era otra cosa que me agobiaba los últimos días.

Hoy vamos a ir a recoger las alianzas y a comprar la colcha. Como veis son cosas importantes, pero están controladas.

Ayer dejamos terminada la habitación pequeña, que se une al baño de fuera y a la cocina como habitación terminada hasta la boda. Al baño de dentro le faltaría cambiar la ducha y comprar un espejo, al salón colocar todo lo que va en el mueble y a la habitación si nos da tiempo le compraríamos unas lamparitas para las mesillas, pero por lo demás, hasta aquí hemos llegado.

Bueno, pues por hoy os dejo, que ya es tarde y me tengo que poner a currar.

Hasta mañana.

domingo, 13 de mayo de 2007

12 días y 4 de trabajo

Buenas.

Pues sí. Este y tres más me quedan de trabajar antes de la boda. Me he cogido la semana que viene de vacaciones. Pero no sé yo qué es mejor, porque después de la paliza que me he dado este fin de semana, casi que prefiero venir a currar. Estoy tan cansado de que cada vez que voy a mi casa, tengo que pegarme una paliza a bajar cosas de casa de mis padres, cargarlas en el coche y llevarlas hasta el piso, que estoy pensando que más que la piscina, lo mejor de mi casa es el ascensor.

Una gran noticia es que parece ser que el peluquero abrió el sábado. Menos mal. Hoy llamaré, porque no me aguanto ni yo del pelo que tengo.

Y la semana esta es de lujo. Ayer repasábamos lo que teníamos que hacer, y ya tengo todos los días planeados hasta el sábado por la tarde, que seguro que toca hacer algo más. Increíble, ¿verdad? Pues sí. Recoger alianzas, peluquerías, flores, prueba del traje de la novia, cubertería, cristalería, quedadas con compañeros, estanterías, mesas, invitados, fotos, etc... todo eso tiene la culpa de que esta semana sea una contrarreloj, aunque, la suerte es que es por equipos.

Ayer recibimos los regalos de nuestros chavales de la parroquia. Nos gustaron mucho. Nosotros no queríamos nada, pero esperábamos algo. Ahora, lo que no esperábamos era tanto. Un juego de aperitivos, un juego de café con una lechera, un colgador muy chulo para las llaves, un jarrón zen, un marco de fotos a juego con el jarrón y un juego de cajas. No esperábamos tanto. Y estamos muy agradecidos.

Bueno, chavales, que además hoy tengo doble reunión en la parroquia. De 7 y media hasta que el cuerpo aguante.

Nos vemos.